España es menos rica por no invertir en I+D

Un proyecto para surgir que propone el Gobierno solo conseguirá éxito si la empresa privada deja a un lado su tibieza investigadora y toma la mano de los poderes públicos en un esfuerzo extraordinario. España Precisa, desde luego, de una mayor y mejor financiación pública, pero, en especial, de una cultura empresarial de compromiso con la investigación aplicada.

A pesar de que se realizan más trabajos científicos que en Estados Unidos, La Unión Europea cuenta con un nivel de productividad empresarial significativamente inferior. Es definida como la “paradoja europea” que tanto preocupa a los economistas y a los políticos comunitarios. En el caso de España, se habla de la misma paradoja europea pero se eleva al cuadrado. Al parecer el 8% del PIB de la CE y el 2,7% de todas las publicaciones mundiales, España apenas dispone del 1% de las patentes de la UE. Es un déficit de investigación en el sector empresarial, tan solo 1 de cada 5 científicos españoles labora en el sector privado.

El apoyo de los poderes públicos a la investigación en España ha estado caracterizada por la falta de continuidad, sujeto a la oportunidad que brindaban los momentos de bonanza económica presupuestaria, la principal falla del sistema es la debilidad de la inversión empresarial en este entorno. Información que arrojan los diagnósticos hechos por expertos. Porque, con las réplicas que deseen, “la política de ayudas fiscales solo beneficia a las compañías con beneficios, tendríamos que liberar a las empresas de los pagos de la Seguridad Social durante al menos 10 años”, aunque lo cierto es que se cuenta con un marco de incentivos favorables. Por cierto, las empresas pueden eliminar hasta un 35% en sus gastos de investigación.

Se debe actuar de forma inmediata sobre la grave situación histórica en la que se está pasando para integrar a las empresas en I+D y sobre las deficiencias para convertir los resultados científicos en beneficios sociales y económicos. El tejido industrial de España no aprovecha suficientemente el conocimiento generado por el sistema de I+D. Para comenzar se debe plantear un objetivo modesto con respecto al resto de los países de la UE, buscando que la participación empresarial aumente en las inversiones en I+D. A pesar de que la inversión empresarial española continúe creciendo un 13% anual, aun sigue siendo muy poco con respecto al resto de los países, se debe tener más ambiciones. Ya que con el ritmo actual, no se alcanzará al resto de los países de la UE dentro de dos décadas.

Un país que no crea emprendedores

España cuenta con pocas empresas con la capacidad de invertir grandes sumas de dinero  en I+D ya que el 99% del bloque empresarial está compuesto por pequeñas y medianas empresas. Por razones evidentes, las grandes firmas hacen inversiones, generalmente, mucho mayores que el porcentaje medio, pero como en conjunto son muy pocas, la suma resultante es sumamente baja. Además, la estructura empresarial de España está concentrada en el sector de servicios, el turismo, todavía en expansión, que, por lo demostrado, no requiere grandes esfuerzos en I+D. Ni el negocio bancario en España cuenta con bancos de gran poder y presencia internacional, aparentemente requiere elevadas inversiones en este terreno. En vez de contar con una cultura de riesgos, lo que España posee es un gran miedo al fracaso que termina frenando iniciativas.

La participación de las 2,5  millones de medianas y pequeñas empresas existentes, tan solo el 24% tiene su propio sitio en internet, es decisivo que ellos se involucren en un sistema que ha sido reconocido por expertos de la OCDE, ellos sostienen un poco más del 70% de los puestos de trabajo y son ellas las que cargan con la  mayor parte del peso de la economía.

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