En la actualidad, afortunadamente somos más conscientes del impacto ambiental que causan nuestros hábitos de consumo, por lo que tendemos a emplear bombillas de ahorro energético y electrodomésticos de clase A, separando la basura en distintos cubos para reciclar, reducimos la velocidad de nuestro coche a fin de generar menos contaminantes, adelantamos y atrasamos una hora el reloj con el objetivo de optimizar el consumo energético, entre otros.
Pero, eso no lo es todo, ya que posiblemente no tenemos idea de lo que ocurre con nuestros ordenadores de sobremesa, portátiles, minis, tabletas medianas y pequeñas, libros electrónicos, mientras los usamos y cuando ya están fuera de uso.
La cantidad y variedad de dispositivos electrónicos con los que contamos en nuestros hogares se hace cada vez mayor, por lo que el consumo energético y la huella ambiental que están asociadas a la informática del hogar vienen a ser cada vez mayores. No obstante, es posible brindar un uso que sea más ecológico a dichos aparatos. En tal sentido, utilizarlos de manera inteligente y respetuosa con el medio ambiente no sólo contribuye a la extensión de su vida útil, sino que además, nos ahorra dinero.
Más allá de que los ordenadores y dispositivos electrónicos que se encuentran disponibles están centrados en lo ecológico, estos corresponden a una respuesta de concienciación medioambiental que resulta cada vez más elevada en los consumidores.
Así mismo, también es posible observar que cada vez surgen más periféricos que se enfocan en “lo verde”, como pueden ser los cargadores solares y aquellos componentes realizados con materiales biodegradables.
Consejos para dar un uso más ecológico a nuestros dispositivos electrónicos
Seleccionar un ordenador o dispositivo que sea conveniente a nuestras necesidades: es importante antes de ir por cualquier dispositivo, conocer su utilidad y especificaciones. Así, elegiremos el que mejor se adapte a nuestras necesidades. Para ello se considera el tiempo y lugar de uso, tipos de aplicaciones se necesitan, entre otros. De no ser así, podría terminar en un rincón de la casa.
Ahorro y eficiencia energética: quizás hemos adquirido el mejor dispositivo ecológico, pero si no se hace uso de él con una mentalidad de ahorro, de nada servirá. Un ejemplo de ello, son los ordenadores portátiles, estos consumen menos energía que los de sobremesa, mientras que las tabletas menos que los portátiles.
Hacer una detallada consulta de las etiquetas y de los informes ambientales: tal inspección nos ofrece gran información al momento de decidirnos por un modelo más ecológico. Materiales utilizados en su fabricación, su posible reciclaje posterior, etiquetado ambiental, como la EPEAT (con tres categorías, oro, plata y bronce) o la Energy Star, o saber la política medioambiental del fabricante son ejemplos de esta información.
Reutilizar en la medida en que sea posible: intentar alargar la vida de nuestro nuestros dispositivos supone el ahorro de dinero, pero además se generan menos residuos y un menor consumo de recursos naturales. Si procedemos con la actualización de ciertos componentes, lograremos que dure más tiempo.
Reciclar cuando ya no funcionen: en el momento en que los dispositivos ya no funcionen, el siguiente paso será su reciclado. Existen dos opciones, depositar en el punto limpio más cercano, o si se compra un aparato nuevo, la tienda se debe hacer cargo gratuitamente del antiguo.